
En muchas ocasiones se puede entender que lo que el niño hace es en sí mismo su problema (ej, un niño muy inquieto o movido que pueda ser hiperactivo o tratarse de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, TDAH). Sin embargo, es fundamental entender que lo que el niño hace o no, su comportamiento en definitiva, es resultado de una interacción de él con su funcionamiento cognitivo, su personalidad y sus emociones, con su contexto (familiar, social o académico).
Si bien es cierto que este ajuste puede verse condicionado por alteraciones en cualquiera de las áreas, generalmente es una manifestación por parte del niño la que indica que algo no va bien y que facilita que acudan a la valoración por un especialista. No obstante, también en ocasiones puede ser una menor respuesta del niño/ a (estar más callado, más distante y sin verbalización ni identificación del problema) lo que puede estar indicando aunque aparentemente “no hay” problemas cognitivos, ese ajuste es inadecuado.
En este punto, los neuropsicólogos valoramos en cuál de las áreas implicadas puede estar generándose el problema y en caso de encontrarse en el funcionamiento cognitivo del niño, cuáles son las funciones primarias que mejor explican la alteración que resulta.
Esto puede implicar que un niño o niña con agitación o muy inquieto/ a puede serlo por un contexto social muy perjudicial, por dificultades en el desarrollo de lenguaje o de algún aprendizaje, por un conflicto personal temporal….
Aquí radica la principal diferencia entre sintomatología y trastorno ya que no todo lo que puede ser síntoma de algo se explica por un trastorno. De igual forma, no todo el comportamiento del niño o niña se explica por su contexto, ya que a nivel de desarrollo neurocognitivo se espera contar con los recursos que puedan permitir un adecuado ajuste.
Una valoración neuropsicológica recoge de forma detallada el desarrollo del menor, información sobre su contexto y aprendizaje, valora sus funciones cognitivas y las capacidades que a nivel de aprendizaje puedan esperarse así como información sobre la personalidad y estado psicoafectivo que pueda ser relevante para tras un estudio detallado definir en caso de valorarse algún problema, cuál puede ser motivo a raíz de lo que se genera un plan de dirección en su abordaje. La valoración multidisciplinar y en coordinación con un equipo médico permite un prisma multiangular que describe y comprende de forma ajustada a cada caso.
Todos los casos son únicos e individuales y es importante llevar a cabo una valoración minuciosa de cada uno de ellos ya que en la comprensión de cada uno de ellos está el mejor abordaje que pueda facilitar el adecuado desarrollo del niño.
Write a comment: